Día 1 - Viernes
Después de levantarnos a las seis de la mañana, y con una gran fuerza de voluntad por nuestra parte, More y yo cogimos el coche rumbo a Puerto de Sagunto a recoger a Iris y Lobo.
Después de un par de horas, decidimos parar para hacer pis y almorzar en un área de servicio, donde había pajaritos gorditos comiendo de las migas de pan que les lanzábamos.
Una vez habíamos llegado a Barcelona, nos metimos en una avenida grandísima de una sola dirección o algo así, y no había manera de encontrar la calle de nuestro hotel.
Cuando por fin lo encontramos, resultaba que no era un hotel, sino una residencia de estudiantes que tenía pinta de tapadera para traficantes de órganos. Pero las camas eran cómodas.
Luego volvimos a coger el coche para dejar a Lobo e Iris en casa de un amigo suyo, que vivía en el barrio gótico, en una casa que tenía cerca de 500 años. Molaba un montón, pero las escaleras super estrechas y empinadas eran para morirse.
A lo que íbamos, esto no sé qué es...
...esto es el arco del triunfo...
...y esto, Colón, señalando a vaya usted a saber dónde, porque cada persona dice una cosa distinta.
Después de conocer a sus amigos y dejar sus cosas, nos llevaron a comer a un restaurante de buffet giratorio japonés, donde estaba todo de muerte.
¡Un cangrejo comiendo cangrejo!
Aquella misma tarde dimos un paseo por el barrio gótico, y nos encontramos con una catedral gótica preciosa. La Catedral del Mar, creo que se llamaba. Tenía unas vidrieras impresionantes.
Y una bóveda de crucería, preciosa también.
En una especie de sótano estaban estos angelitos inquietantes, a los que Lobo no perdió la oportunidad de sacarles fotos inquietantes.
Las calles del casco antiguo, cómo me recuerdan al carmen.
El museo del Mamut, como era muy caro no entramos, pero nos sacamos una foto con el mamutito de la entrada. Tontamente pensé, "¿estará disecado?" Ole yo.
Aquí nos perdimos un poquito, pero atención a la finca que se ve, con las ventanas más originales y raras que he visto en mi vida, me encantó. Hubiese ganado mucho más de haber estado pintado con colores vivos.
La torre Agbar al fondo, o, como nosotros la llamamos cariñosamente, "el nardo".
Aprovechamos el paseo del barrio gótico para ir a Madame Chocolat y comprar unos calcetines preciosos, un espejito con forma de tableta de chocolate y un reloj de bolsillo precioso. Después, ¡tachán tachán! Nos encontramos de sopetón con la tienda de Norma, donde arrasamos de una manera brutal. Qué lástima no tener ninguna foto de la tienda, porras.
Después decidimos coger el metro para ir a la Pedrera, el mítico edificio de Gaudí, precioso.
La Pedrera, preciosa y anochecida.
Esa noche fuimos a pasar un poco de rato a casa de los amigos de Lobo e Iris, y, a parte de hablar y reírnos contando anécdotas de tono más o menos verde, nos sentimos arrinconados y aterrorizados por el gato que estaban cuidando, que estaba en celo y bufaba si nos acercábamos a su hembra. Que miedo de bicho, por dios, parecía una pantera.
Día 2 - Sábado
More y yo nos levantamos temprano para ir al Salón del Cómic, y Lobo e Iris nos dejaron tirados porque se habían tirado hablando hasta las tantas, y no tenían ganas de levantarse.
Así que nos tomamos nuestro tiempo visitando las exposiciones y los stands. No hay fotos de eso porque la cámara la tenía Lobo, y claro.
El exterior del salón, y More y yo paseando cual enamorados.
Habían traído al salón el escudo del Capitán América y el martillo de Thor.
Y también estaba Bumblebee (he de confesar que he tenido que buscar el nombre en internet, porque ni puta idea de cómo se escribe), y estos frikis no pararon de hacer planes de robarlo y marcharse con el martillo y el escudo, convirtiéndose así en los amos del mundo.
Una tienda genial con cosas de star wars. Bueno, realmente no sé si era una exposición o qué, pero tenía formato de stand.
Cuando nos enteramos de que Ibáñez iba a ir a firmar cómics, no perdí la oportunidad de coger uno para mis tíos Pili y Jesús, que son fanáticos suyos de toda la vida. Después de varias horas, por fin llegó mi turno.
Día 3 -Domingo
Iris y Lobo se habían vuelto a levantar tarde, así que More fue a por el coche y luego aprovechamos para hacer una visita express a la Sagrada Familia. Que es peciosa, la mires por donde la mires.
Después aparcamos en un parking cerca del Parque Güell e hicimos una visitilla rápida de un par de horitas.
Aquí se puede apreciar la cantidad de gente que había. Claro, un domingo por la mañana...
Un tronco de árbol que se había retorcido para salir a la luz. Qué lista es la naturaleza, y qué bonito era el tronco.
Una casa bonita que había por allí.
Una vista panorámica. Fijáos qué altos estábamos, que se veía toda Barcelona, incluyendo el mar.
Una vista al parque desde abajo.
Un shugenja fénix que había por allí (¿a que es total?)
Después simplemente compramos comida y nos metimos en el coche para una larga vuelta, en la que tuvimos que parar varias veces porque claro, era la hora de la siesta y More se dormía al volante. ¡Peligro!
Después de levantarnos a las seis de la mañana, y con una gran fuerza de voluntad por nuestra parte, More y yo cogimos el coche rumbo a Puerto de Sagunto a recoger a Iris y Lobo.
Después de un par de horas, decidimos parar para hacer pis y almorzar en un área de servicio, donde había pajaritos gorditos comiendo de las migas de pan que les lanzábamos.
Una vez habíamos llegado a Barcelona, nos metimos en una avenida grandísima de una sola dirección o algo así, y no había manera de encontrar la calle de nuestro hotel.
Cuando por fin lo encontramos, resultaba que no era un hotel, sino una residencia de estudiantes que tenía pinta de tapadera para traficantes de órganos. Pero las camas eran cómodas.
Luego volvimos a coger el coche para dejar a Lobo e Iris en casa de un amigo suyo, que vivía en el barrio gótico, en una casa que tenía cerca de 500 años. Molaba un montón, pero las escaleras super estrechas y empinadas eran para morirse.
A lo que íbamos, esto no sé qué es...
...esto es el arco del triunfo...
...y esto, Colón, señalando a vaya usted a saber dónde, porque cada persona dice una cosa distinta.
Después de conocer a sus amigos y dejar sus cosas, nos llevaron a comer a un restaurante de buffet giratorio japonés, donde estaba todo de muerte.
¡Un cangrejo comiendo cangrejo!
Aquella misma tarde dimos un paseo por el barrio gótico, y nos encontramos con una catedral gótica preciosa. La Catedral del Mar, creo que se llamaba. Tenía unas vidrieras impresionantes.
Y una bóveda de crucería, preciosa también.
En una especie de sótano estaban estos angelitos inquietantes, a los que Lobo no perdió la oportunidad de sacarles fotos inquietantes.
Las calles del casco antiguo, cómo me recuerdan al carmen.
El museo del Mamut, como era muy caro no entramos, pero nos sacamos una foto con el mamutito de la entrada. Tontamente pensé, "¿estará disecado?" Ole yo.
Aquí nos perdimos un poquito, pero atención a la finca que se ve, con las ventanas más originales y raras que he visto en mi vida, me encantó. Hubiese ganado mucho más de haber estado pintado con colores vivos.
La torre Agbar al fondo, o, como nosotros la llamamos cariñosamente, "el nardo".
Aprovechamos el paseo del barrio gótico para ir a Madame Chocolat y comprar unos calcetines preciosos, un espejito con forma de tableta de chocolate y un reloj de bolsillo precioso. Después, ¡tachán tachán! Nos encontramos de sopetón con la tienda de Norma, donde arrasamos de una manera brutal. Qué lástima no tener ninguna foto de la tienda, porras.
Después decidimos coger el metro para ir a la Pedrera, el mítico edificio de Gaudí, precioso.
La Pedrera, preciosa y anochecida.
Esa noche fuimos a pasar un poco de rato a casa de los amigos de Lobo e Iris, y, a parte de hablar y reírnos contando anécdotas de tono más o menos verde, nos sentimos arrinconados y aterrorizados por el gato que estaban cuidando, que estaba en celo y bufaba si nos acercábamos a su hembra. Que miedo de bicho, por dios, parecía una pantera.
Día 2 - Sábado
More y yo nos levantamos temprano para ir al Salón del Cómic, y Lobo e Iris nos dejaron tirados porque se habían tirado hablando hasta las tantas, y no tenían ganas de levantarse.
Así que nos tomamos nuestro tiempo visitando las exposiciones y los stands. No hay fotos de eso porque la cámara la tenía Lobo, y claro.
El exterior del salón, y More y yo paseando cual enamorados.
Habían traído al salón el escudo del Capitán América y el martillo de Thor.
Y también estaba Bumblebee (he de confesar que he tenido que buscar el nombre en internet, porque ni puta idea de cómo se escribe), y estos frikis no pararon de hacer planes de robarlo y marcharse con el martillo y el escudo, convirtiéndose así en los amos del mundo.
Una tienda genial con cosas de star wars. Bueno, realmente no sé si era una exposición o qué, pero tenía formato de stand.
Cuando nos enteramos de que Ibáñez iba a ir a firmar cómics, no perdí la oportunidad de coger uno para mis tíos Pili y Jesús, que son fanáticos suyos de toda la vida. Después de varias horas, por fin llegó mi turno.
Día 3 -Domingo
Iris y Lobo se habían vuelto a levantar tarde, así que More fue a por el coche y luego aprovechamos para hacer una visita express a la Sagrada Familia. Que es peciosa, la mires por donde la mires.
Después aparcamos en un parking cerca del Parque Güell e hicimos una visitilla rápida de un par de horitas.
Aquí se puede apreciar la cantidad de gente que había. Claro, un domingo por la mañana...
Un tronco de árbol que se había retorcido para salir a la luz. Qué lista es la naturaleza, y qué bonito era el tronco.
Una casa bonita que había por allí.
Una vista panorámica. Fijáos qué altos estábamos, que se veía toda Barcelona, incluyendo el mar.
Una vista al parque desde abajo.
Un shugenja fénix que había por allí (¿a que es total?)
Después simplemente compramos comida y nos metimos en el coche para una larga vuelta, en la que tuvimos que parar varias veces porque claro, era la hora de la siesta y More se dormía al volante. ¡Peligro!