Nápoles: Monarquía en Sin City

25/02/2014
Después del súpermadrugón, cogimos el tren más cómodo y rápido en el que he estado para encaminarnos rápidamente hacia la ciudad del Pecado, Nápoles. El hotel era un Bed&Breakfast en una finca antigua un poco cutre, pero que me recordaba muchísimo al lugar donde vivía mi iaia cuando mi madre era pequeña. Nuestra habitación era preciosa, casi digna de un palacete, y aunque estaba cerca de la estación de trenes (zona un poco conflictiva), la verdad es que estaba cerca de casi todo lo que quería ver de la ciudad, así que estaba muy contenta.



Puerta Capuana, chulísima, con parte de la muralla inclusive.


Aluvión de fotos de iglesias y edificios varios en lo que nos encaminábamos hacia el Spacca Napoli, el casco antiguo de la ciudad. A mí me recordó a una versión un poco más cutre del Carmen  de Valencia o del barrio Gótico de Barcelona. 







Mogollón de calaveras por todas partes.

El Castell Nuovo, muy bonito por fuera, y muy chulo por dentro, aunque tampoco nada del otro mundo. La entrada no es gratuita, así que no sé si merece la pena ver el interior, pero no sé, fue una visita sencilla que me gustó muchísimo, especialmente porque, como siempre, despertó mi imaginación.





Había una zona donde estaban enterradas muchísimas personas. Después de hacer la foto me sentí mal; al fin  al cabo estoy haciendo morbo de los restos mortales de una persona cuyos familiares (o quien fuera) enterraron con todo su amor. Pero también es verdad que al fin y al cabo son huesos. Y como estoy indecisa sobre si es un error moral o no, pues lo cuelgo y abro debate.


Un palacio cercano.

La entrada a un mercado chulísimo, una galería preciosa cuyo nombre he olvidado, pero que tiene una cantidad de detalles impresionante. Las fotos no le hacen justicia.



La plaza principal de Nápoles, un poco deslucida por la restauración.

La entrada al Castell del'uovo, un castillo precioso, una península en mitad del mar, de entrada gratuita y altamente recomendable de ver para después dar una vuelta por el paseo marítimo al atardecer.





Las olas rompiendo contra los muros del castillo. Si yo fuera princesa, éste sería mi castillo.

El Vesuvio vigilándonos desde la lejanía.


Anochecer en Nápoles.