Roma: Acorralado III

24/02/2014
Después de un romántico reencuentro entre More y yo en la estación de trenes corrimos a hacer el check in del hotel que había reservado hacía un par de semanas por internet. Estaba un poco más lejos de lo que esperábamos, y una vez encontramos la calle éramos incapaces de encontrar el mismo hotel. Rendidos de ir calle arriba, calle abajo constantemente, llamé por teléfono y me encontré con una conversación tal que así:
-Estoy en la calle del hotel pero no lo encuentro.
-¿Ves la iglesia que hay al centro de la plaza?
-Sí.
-Tienes que meterte dentro.
-Ah, ¿y luego?
-No, no, es allí.
-O:!!

Pues eso, que resulta que habían reestructurado lo que debía ser una zona monacal para hacer un hotelito anexo a la basílica. Lo flipamos. Lo flipamos en colores.

Esta es la zona del desayuno y todo eso. Seguimos flipando.

En recepción había una puertecita que daba a la nave central de la basílica.

Fuera, esta preciosa puerta daba a un jardín interior.
Y esta era la iglesia por fuera. La puertecita lateral es la del hotel.

Y después de dejar las maletas y achucharnos mucho, toca el típico aluvión de fotos, la mayoría de las cosas no tengo ni idea de lo que son, ni ganas de buscarlo por internet.
Pero aun así, ¡disfrutad!









Templo de Vesta y templo de Portunnus, lo que quería ver principalmente en esta última visita. Súper bonitos.

La bocca della verità, nos la encontramos de casualidad y no quisimos hacer cola para meterle la mano dentro, pero me gustó poder hacerle una foto desde fuera.

Ruinas varias

La sinagoga de Roma, chulísima. Dentro había una exposición de grandes tesoros eclesiásticos impresionante, pero no pudimos entrar (por la hora y porque íbamos con el tiempo pegado al culo).

Más fotos varias.

La Piazza Navona. Volvimos a la juguetería en cuestión porque tenía la esperanza de que, esta vez sí, la muñequita de Bella estuviera esperándome. Pero no.


El archivo histórico de Roma. Quisimos entrar de estrangis pero ya estaban cerrando.

Y lo que quería ver desde el principio, el elefantito de Bernini. Pues no pasé por delante de esa iglesia mil veces y no me había dado cuenta de que estaba. Total, que justo en aquel momento mi cámara eligió quedarse sin memoria, así que sólo tengo esta triste foto.