Bracciano (09-12-13)

Bracciano: El castillo de Tom Cruise

Y como siempre que Giovanni coge un coche, antes de llegar a nuestro destino principal que era Bracciano y su castillo estupendo, me llevó primero a la Reserva Natural de Marturanum, un lugar súper bonito donde había llevado a cabo varias partidas de rol en vivo. Y la verdad es que ¡guao!



Había repartidas por el lugar varias tumbas etruscas, y aunque yo quería entrar a las que parecían excavadas en la roca (más abajo veréis lo que quiero decir) sólo pudimos entrar a esta, que estaba más "al aire libre".




¿Veis? "Excavadas" en la roca y como a un metro del suelo.





Y después de este pequeño kit-kat, fuimos enfilados hacia el castillo de Bracciano, donde nos encontramos con dos amigos suyos que hicieron el pequeño trayecto con nosotros.




Desde el castillo se puede ver el enorme lago, y la verdad es que resulta, como poco, inspirador.





Este castillo es tristemente famoso por ser escenario de varias bodas de celebridades, entre las cuales destacan Tom Cruise y Katie Holmes.



Dentro, aunque no se podían sacar fotos, nos mostraron varias habitaciones muy chulas, y algunas estaban decoradas con todas las armas que había en el castillo, todas de diferentes épocas, desde hachas medievales que se usaban para la decapitación, hasta estoques españoles. Yo he decidido que mi arma como inmortal, si no es un estoque será una alabarda, me he enamorado de ellas en esta excursión.

Después de tomar una mousse con vainilla y cereza y hacer un par de recados que necesitaba Giovanni, decidimos bajar al lago a ver... bueno, él las llamaba nutrias, así que yo me esperaba ver esto. Así que es lógico que cuando viera esto pensara que era una rata:

Pero no, no son ratas. Son coipós, a los que aquí llaman nutrias. Vistos más de cerca me parecían un pariente extraño de una cobaya y una capibara pequeña. ¡Son adorables!
Son como ratas gordas que se bañan en el lago y hacen cositas adorables. No me atreví a acercarme por si me saltaba una a la cara, pero la verdad es que tienen una carita monísima. Jo, yo quiero una...


Y así terminó el viaje. Dimos una vuelta por el paseo que hay al lado del lago y luego nos volvimos en coche, que el trayecto se nos hizo eterno. Y fin.